Este trimestre hemos empezado ha trabajar diariamente con las emociones. Como rutina, los alumnos tienen que coger una pinza y colocarla en el monstruo con el que se identifican: triste, alegre, calmado, enfadado, sorprendido, enamorado.
Esta es una de las actividades que a lo largo del trismestre realizaran los alumnos.
Es un proyecto que llevaba en mente y que por fin, ha visto la luz.
Me lo planteo de forma que ayude a formar personas más sanas, capaces de hacer frente por sí solas a sus problemas (es decir, más autónomas) y de analizar los sucesos de su vida.
Y la idea de que expresar, conocer y encauzar adecuadamente las emociones es necesario y beneficioso, están plenamente aceptadas. Goleman afirma:
La investigación científica ha demostrado que la autoconciencia, la confianza en uno mismo, la empatía y la gestión más adecuada de las emociones e impulsos perturbadores no sólo mejoran la conducta del niño, sino que también inciden muy positivamente en su rendimiento académico.
¿Cuántas veces hemos confundido una emoción con otra (por ejemplo, envidia y celos)? ¿O no hemos sabido expresar claramente qué sentimos?
Pues para los niños es mucho más complicado todavía, porque tienen una dificultad añadida: el conocimiento lingüístico, el vocabulario, las palabras. Si el lenguaje nos permite manifestar lo que pensamos o sentimos, entonces desconocer determinadas palabras y su significado limitará en gran medida la gama de lo que podamos manifestar.
Aquí os dejo algunas fotos:
No os perdáis el vídeo de cómo se sienten:
Me encanta el video......jajajajjaja
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